El odio es un genocida
“El odio está causado por muchos problemas del mundo, pero aún no ha solucionado ninguno.”
Me levanté hoy, es sábado, hace calor, voy a tomar un largo baño, hoy no me toca trabajar, es un día para mí, para mi pareja y para compartirlo con mi madre.
Salgo de la ducha, me miro al espejo, me siento bella, lo logré, después de pasar por tanto, tengo un hermoso cuerpo femenino, aquel que deseé tener desde que tengo uso de razón, yo quería ser esa muñeca de gran vestido de cola que me miraba desde el cuarto de mamá. Me gusta lo que veo, por fin, mi espíritu y mi piel conjugan perfectamente.
Me encanta el nuevo vestido corto que me compró mi novio, es fucsia fosforescente, está de moda y me lo pondré hoy en la noche, quiero estar regia, es santo de Maritza, van a estar todos, además cumplo cuatro años con Francesco, quiero lucir magnífica. Desayuno con mamá.
Nos indignamos juntas con la posibilidad de que Trump sea nuestro presidente y comentamos acerca del nuevo vídeo de la canción Needed Me de Rihanna y de lo violentos que se han vuelto los vídeos musicales (ella le dispara en venganza a su ex en un club de streptease) y eso nos lleva a discutir sobre la última vez que el vecino sacó un revolver porque su hija apareció con novio de raza negra en la puerta de su casa. En casa no hay pistolas, estamos en contra, aunque mamá, la última vez que
me gritaron "muerte a los maricas" llamó a Franceso a preguntarle dónde podía comprar una. Salimos al mall y seguimos con el tema, recordamos la masacre del 2015 en San Bernardino-California, y conversamos sobre las malditas armas legales y como es de imposible prohibirlas.
Comimos pizza en el Anthony' s, me encanta, de regreso a casa llamó Franceso, me dijo que me adora, que me extraña, que no me ve hace cuatro días y que pasa por mí a las nueve.
Mi vestido está divino, le compré un collar alucinante, me siento bien, bajo, mamá y Francesco toman una cerveza, lo abrazo, nos despedimos de ella y le digo lo mucho que la quiero, ella fue la única que siempre me aceptó tal como soy, nunca me juzgó, nunca me reclamó, sólo me dio todo el amor y protección que pueda darte una madre.
El día estuvo de maravilla, la noche augura gran diversión.
Francesco y yo bailamos pegadito, me encanta que me tome de la cintura y me hable al oído, él es un hombre increíble, lo amo. Lo dejo pidiendo una Margarita para mí y entro al baño a retocarme el labial.
Escucho un ruido espantoso, gente llorar y gritar, ¡por el amor de Dios! ¿¡Qué escucho!? Son disparos, me encierro en el baño, le aviso por mensaje de texto a mamá, de pronto, alguien entra al baño, dispara, la gente cae, puedo ver la sangre llegar al inodoro sobre el cual estoy parada, en cuclillas, tratando de ocultarme, leo que mamá pregunta si estoy bien, sé que no estoy bien, le escribo que la amo, que voy a morir...
"Mami, te amo" "Mami, voy a morir"
Imagina por un momento que fuese tu hijo quien estaba en esa discoteca, imagina que te hubiese escrito despidiéndose antes de morir, imagina que te hubieses enterado por primera vez que tu hijo es gay y asiste a discotecas gay, imagínalo muerto, te aseguro que si estuviese vivo no te hubiese importado a quién le entregue su amor o con quién le guste acostarse, sólo hubieses querido que esté vivo y volver a tenerlo en tus brazos una vez más.
No te pido que lo comprendas, sólo te pido que asumas que somos humanos, somos distintos, y que inculques en tus hijos la tolerancia.
No sólo es odio, es un infinito y cobarde miedo a lo que no conocemos, a lo diferente.
Sólo el amor puede salvar este mundo.