Retrato de una derrota peruana.
Martes 11 de octubre, día del partido Perú-Chile en el cual jugamos como siempre y perdimos como siempre.
Abordo el micro, la famosa S me espera para un día más de "Llegué Vivo", en la radio suena Paloma Ajena, del mejor grupo de Cumbia peruana para mí: Aguamarina, el chofer no duda en alzar gradualmente el volumen para que los pasajeros no reclamen pronto por la tranquilidad de sus ensimismamientos.
El cobrador y el chofer sorprendentemente no están de mal humor, parece que no han visto el partido, saludan a los que suben, hacen bromas entre ellos, aceptan los términos del cobro del pasaje del indignado pasajero que se rehúsa a darles los veinte centavos más que le piden.
Luego de tararear un par de estrofas y vacilarse entre ellos en medio del evocar en su memoria a alguna dama, sube un caballero de unos sesenta años, canoso, con una casaca de la selección y un aliento de once futbolistas juntos luego de una derrota.
Saluda a todos los inquilinos de la combi "Rápidos, furiosos y alegres" y se une a la juerga sobre ruedas, se acomoda frente a frente, rodilla con rodilla, mirada con mirada y derrota tras derrota con un apacible veinteañero.
Comienza el monólogo:
-¿Vieron el partido? ¡Una porquería, una basura, una vergüenza! ¡Qué vergüenza Dios Mío!
(El volumen de su voz es tan alto e indignado que nadie se atreve a responderle)
Lobatón tiene treinta y seis años, está viejo carajo, acaso no hay chibolos capaces y nuevos como tú hijo.
No entiendo, no entiendo al Perú.
Siempre perdemos, ¿por qué somos tan malos carajo? Tres veces carajo.
¿Dónde estaban Vilchez, Retamoso, Pizarro y Farfán?
¿Dónde están?
Sufriendo por las mujeres, cachudo eres pues, asumes nomás, pero no puedes dejar la pelota.
Carajo cuantas veces lo han engañado a uno, pero tu país es tu país.
(Al no obtener respuesta, busca alguna mirada que conecte con él para proseguir hablando, sin éxito en la pesca de un interlocutor y con más indignación eleva el tono de queja)
¿Han visto el partido? ¿Lo han visto? Si no lo han visto les cuento:
¡Nos robaron el partido! ¡Ese era penal!
¡Gareca es un mafioso Argentino!
¿Acaso va a favorecer a los peruanos, si su corazón no es de anticucho?
¡Cuando salga el Señor de los Milagros hay que acompañarlo, no solo cuando haya terremoto hay que acordarse de Dios, cuando hay partido también carajo!
Van a reconocer la cancha y la cancha está mojada. Puta qué pendejos los chilenos, siempre nos han cagado, aquí ellos vienen y hacen lo que se les da la gana. Si nosotros vamos para allá nos sacan la mierda, nos odian por cholos y nos mojan la cancha. ¡Qué pendejos!
Aquí viene harto español, chileno, argentino, colombiano (este recuento de nacionalidades lo hace de una manera muy graciosa con todos los dedos de la mano) y los tratan como reyes. A los pobres y a todos los peruanos nos siguen tratando como basura, a ellos les abren las puertas como reyes, seguimos siendo una colonia. ¿Aniversario de la conquista? Hay que chupar porque somos unos conquistados, con mentalidad de conquistados, con actitud de conquistados, de perdedores, le tenemos miedo a ser los reyes de la cancha, ¡carajo!
¿Ya estoy por el aeropuerto?
(Está recién por la avenida La Marina)
¡Baja, baja, tengo que bajar!
Chofer:
-¿Bajas tío?
(La respuesta que obtiene causa risas descontroladas de todos los que contuvieron todas sus emociones durante el monólogo)
-No, voy a subir, “cara ´e cuy”, ¡baja pues carajo!
¡Vamos Perú carajo!
(Dirigiéndose directamente al veinteañero)
La próxima, en vez de dedicarnos a insultar y a burlarnos del rival, deberíamos entrenar duro carajo, porque TODOS, absolutamente TODOS nos ganan.
¡Baja! ¡Perú! ¡Perú! ¡Perú!....